Buenos días queridas lectoras del blog. Continuamos con nuesta serie de entradas sobre las pruebas diagnóstias que deben realizarse durante el embarazo.
Hoy hablaremos de la amniocentesis. Se trata de una prueba mediante la cual se extrae líquido amniótico para estudiar el desarrollo del bebé. Es una prueba muy importante para detectar ciertas malformaciones pero que presenta sus riesgos de los que hablaremos en esta entrada.
La principal razón por la que se realiza la amniocentesis es para detectar anomalías cromosómicas como el Síndrome de Down o cuando existen antecedentes de espina bífida en los padres o en alguna descendencia anterior. Con este objetivo, suele realizarse entre la semana 15 y la semana 18 del embarazo.
La amniocentesis también puede realizarse para conocer el estado de los pulmones del feto a partir de la semana 32 de embarazo, ya que antes los pulmones aún están sin desarrollar del todo. Este procedimiento se conoce como amniocentesis tardía.
Otro motivo importante por el que debe realizarse una amniocentesis es para detectar una posible infección intrauterina. Esto es especialmente importante ya que, como explicamos en una entrada anterior, esta es la principal causa de la ruptura prematura de la membrana fetal.
Mediante la amniocentesis también puede conocerse el sexo del bebé y su factor Rh. También se emplea como tratamiento para la reducción de líquido amniótico cuando este resulta excesivo.
Procedimiento
El líquido que se recoge en la amniocentesis debe extraerse de una zona específica. Para ello, debe utilizarse mediante ecografía, que ayudará al médico a localizar esta zona y guiar una aguja hasta el útero, del que se extraerá una muestra de entre 20 y 25ml de líquido amniótico.
Riesgos
Existe un riesgo del 1% de aborto prematuro a causa de este procedimiento. Esto suele ser debido a una infección asociada o a daños producidos por la propia aguja al atravesar el saco amniótico.
También existen riesgos de transmisión de enfermedades de la madre al feto, como el VIH y la hepatitis C, razón por la cual está especialmente contraindicado en madres que padezcan estas enfermedades.
Indicaciones
Esta prueba es especialmente indicada para bebés que presenten riesgo de malformación genética. Por ello es muy recomendable en mujeres mayores de 35 años, y obligatorio en mayores de 40 años.
Antes de realizar esta prueba, por sus riesgos, existen otras pruebas diagnósticas de menor riesgo y menos invasivas como la prueba de la translucencia nucal, de la que ya hablamos en una entrada anterior, o la prueba de la biopsia corial, de la cual hablaremos mañana.
Muchas gracias por seguir nuestro blog. Si le ha sido de interés, le recomendamos echar un vistazo a las entradas anteriores del blog, y a seguir nuestras entradas diarias sobre temas de salud durante el embarazo.
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