viernes, 10 de noviembre de 2017

PRIMER TRIMESTRE: Semana 13

A las 13 semanas de embarazo termina oficialmente el primer trimestre. Las molestias típicas del principio de la gestación remiten y el bebé prosigue con su rápido desarrollo, sobre todo en lo que a cerebro y control muscular se refiere.


La edad del feto en la semana 13 de gestación es de 11 semanas. Mide entre 6 y 8 cm desde la coronilla hasta las nalgas y pesa aproximadamente 23 gramos, es decir, tiene el tamaño de una mandarina. Todas sus articulaciones están ya formadas, lo que permite un amplio abanico de movimientos. Los brazos y las piernas se estiran rápidamente, las articulaciones de la cadera han madurado y se han separado los dedos de los pies. Su cuerpo no tiene grasa y sus huesos empiezan a intuirse bajo su delicada piel. En este momento, el bebé está muy activo en el saco amniótico, donde flota y tiene espacio suficiente para moverse con libertad.



Ahora, la frente del bebé está elevada y abultada. En ella se pueden ver las uniones de los huesos que conforman el cráneo. Los hemisferios cerebrales izquierdo y derecho comienzan a conectarse y las primeras en madurar serán las fibras motoras, aquellas que controlan los movimientos. Después lo harán los nervios sensoriales, que son los que controlan la alimentación. El desarrollo del cerebro se acelerará notablemente durante las siguientes tres semanas y se completará en unas diez.


Cambios en la madre en la semana 13

Para muchas mujeres, en este momento el embarazo empieza a entrar en otra etapa. Por una parte, remiten algunos síntomas muy molestos, especialmente las náuseas, pero también otros como el cansancio o la facilidad para los mareos.

Por otro lado, el útero empieza a crecer de forma considerable ya que tiene que acoger a un feto de casi 10 cm, y pueden notarse punzadas en la pelvis. El dolor normalmente se nota en la ingle o en el bajo vientre y puede desplazarse hasta las caderas. No hay que preocuparse, porque pronto se encontrarán las posturas que permitan una mayor comodidad. De todas formas, si las molestias se prolongan, van acompañadas de calambres, si hay hemorragia, si hay sensación de escozor al orinar o si se tiene fiebre, no se debe dudar en visitar a un médico.

Puede que continúen, o aparezcan si no lo hicieron antes, sensaciones raras en la parte baja del abdomen, como pinchazos o dolores que recuerdan a la menstruación. Lo cierto es que es imposible saber con exactitud a qué son debidas estas sensaciones en cada mujer y es posible que se mezclen molestias. Éstas pueden ser producidas por el propio útero, como los “tirones” de los ligamentos que unen el útero a la pared abdominal, pero también pueden ser molestias intestinales.

El embarazo “enlentece” toda la musculatura lisa -  los músculos que no controlamos y que hacen mover nuestro estómago,  vejiga e intestinos. Por este motivo, el tránsito intestinal se alarga mucho en el embarazo, y esto puede provocar digestiones más pesadas o más molestias producidas por gases. También por este motivo, las mujeres que sufran estreñimiento habitualmente, pueden notar un empeoramiento durante el embarazo. Es muy importante adelantarse al problema lo antes posible, con una dieta muy equilibrada y por supuesto que contenga mucha fibra.

Habitualmente la piel se encuentra más suave durante el embarazo, pero también aumenta la secreción de las glándulas sebáceas. Esto puede hacer que aparezcan problemas de acné, que suelen ser temporales, pero también puede hacer que otras mujeres que tenían acné les mejore la piel durante el embarazo.

Las secreciones como el flujo vaginal, el sudor o la saliva suelen ser más abundantes que antes del embarazo y también es posible que algunas mujeres puedan empezar a secretar un líquido amarillento por el pezón, llamado calostro.

También es destacable que el sistema inmunitario se debilita durante el embarazo. Esto sucede para impedir que el cuerpo de la futura mamá rechace al bebé en desarrollo, lo que la hace más propensa a los catarros e infecciones. Además, las hormonas del embarazo pueden empeorar algunos síntomas como la nariz tapada y las náuseas.

A estas alturas, el aumento de peso ya es evidente. Si no se ha engordado en exceso, se habrán ganadoun máximo de 2 kilos, teniendo en cuenta que buena parte de ese aumento se debe a líquido. Esta tendencia a retener líquidos se atribuye al desequilibrio hídrico causado por los cambios hormonales. Los tejidos retienen más agua y es normal sentir los pies y los tobillos hinchados. Debe saberse que se trata de molestias pasajeras que pueden eliminarse fácilmente restableciendo una buena circulación sanguínea: reduciendo la sal en las comidas, no permaneciendo sentada más de 2 horas, evitando tacones altos o eliminando los pantalones estrechos.


En el pecho también se notarán cambios. Los senos se hinchan, las areolas mamarias y los pezones se oscurecen - a causa del mayor flujo sanguíneo - y las venas superficiales podrían comenzar a hacerse más evidentes.​

Consejos y bienestar en la semana 13

El ginecólogo y la matrona ya habrán aclarado a estas alturas que el mito de que las embarazadas deben comer por dos es falso: no es momento para dietas restricticas, pero es necesario mantener una alimentación saludable y equilibrada. Las necesidades calóricas en el período que sigue a la semana 13 oscilan entre las 2100 y 2500 calorías diarias, dependiendo del índice de masa corporal y de la actividad física de la futura mamá.

Es saludable seguir practicando algún deporte, siempre que no sea extremo o ponga en peligro la seguridad del bebé y de la madre. Es necesario asimismo evitar actividades que entrañen un alto riesgo de caída, con un alto grado de equilibrio y aquellas que impliquen reposar sobre la espalda mucho rato o retorcer la parte superior del cuerpo, así como el submarinismo y buceo, montar en bicicleta o a caballo, escalar, esquiar o practicar snowboard y esquí acuático, patinaje sobre hielo o puenting. En caso de padecer placenta previa o riesgo de parto prematuro el deporte está totalmente desaconsejado.


Antes de la semana 13 de embarazo no es recomendable por tratarse del periodo de máxima formación de los órganos del bebé, pero a partir de ahora ya puede administrarse la vacuna contra el virus de la gripe. A este respecto debe mencionarse que la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia aconseja la administración de esta vacuna a las embarazadas especialmente en el segundo y tercer trimestre de gestación.

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