Pues bien, lo primero que hay que hacer es tranquilizarse y pensar en nuestro bienestar. En esta entrada hablaremos sobre cómo pueden llegar a afectar estos estados emocionales en el desarrollo del feto.
Existe abundante literatura científica sobre los efectos del estrés en el desarrollo del feto. El estrés es un factor que puede medirse científicamente, ya que este se traduce en una liberación de hormonas como el cortisol, que se concentran en grandes cantidades en la saliva o el pelo. También está demostrada la fiabilidad de cuestionarios que vinculan estados emocionales con el estrés.
La alteración de los estados emocionales durante el embarazo pueden deberse a sucesos traumáticos como pérdidas de seres queridos o cambios dramáticos en la situación laboral o personal. Pero está demostrado que lo que más puede influir en el desarrollo del feto son las situaciones que provocan un estrés crónico, como pueden ser un ambiente familiar donde hay mala relación o carente de cariño, enfrentamiento con la pareja, la respuesta emocional al embarazo, situaciones de violencia doméstica, mudanzas o presiones laborales. Además, también puede provocar estrés materno las complicaciones obstétricas o la presencia de enfermedades psiquiátricas.
Hay que tener en cuenta que, independientemente de estos factores estresantes, lo importante es cómo la persona los afronta.
Un estudio realizado en Buenos Aires consiguió demostrar científicamente la influencia que tiene el estrés durante el embarazo con el parto prematuro. Esto es muy importante ya que el parto prematuro es actualmente la primera causa de mortalidad y morbilidad perinatal. El estrés, es uno de los factores de riesgo asociados al parto prematuro.
También está demostrado que la hipoxia fetal puede provocar complicaciones en el desarrollo cerebral del feto, y que la hipoxia fetal puede ser una conscuencia del estrés materno. En el estudio de la esquizofrenia, el factor más importante es el factor genético, seguido de los factores ambientales. No obstante, existen estudios que demuestran que las complicaciones en el desarrollo cerebral del feto pueden contribuir a la aparición de esta enfermedad.
Siguiendo con las enfermedades psiquiátricas, el estrés produce la sobreactivación del eje Hipotálamo-Hipofisis-Adrenal, que es responsable de la liberación de una serie de hormonas. Cuando este estrés se vuelve crónico, se produce un desajuste hormonal que puede provarnos ansiedad y depresión, e incluso puede modificar nuestra configuración genética. Existen estudios que demuestran que esta situación durante el embarazo, puede provocar que el descendiente sea más propenso a la sobreactivación del eje HHA.
Por último, también está demostrado que niveles de estrés crónicos durante el embarazo pueden provocar problemas en el desarrollo intelectual y cognitivo. Esto puede afectar al déficit de atención, la velocidad de procesamiento o las funciones motoras y ejecutivas.
Esperamos que les haya gustado la entrada de hoy, y que haya contribuido a mejorar vuestros conocimientos sobre fisiología durante el embarazo. Y recordad, que la mejor manera de proteger a nuestros futuros bebés es evitando preocupaciones.
En próximas entradas, continuaremos dando consejos para mejorar nuestra salud emocional durante el embarazo, como ya hicimos con la entrada que trataba sobre la práctica del yoga.
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