Hoy es aceptado por la comunidad científica, que una parte importante de las características de las personas está condicionada por la experiencia durante la vida fetal. Pero más aún, durante la vida intrauterina, el feto también es capaz de recibir estímulos, de aprender, de recordar, e incluso responder a estímulos externos.
Se ha podido comprobar que el feto responde cuando escucha voces o sonidos, pudiendo variar su ritmo cardíaco, realizar gestos faciales y mover los ojos, la cabeza o las extremidades. El feto puede responder a ruidos inesperados realizando movimientos o incluso orinándose.
El oído es uno de los órganos que antes comienzan a ser funcionales. El feto es capaz de oir a partir de la semana 25 de gestación. Principalmente escucha los sonidos más cercanos, es decir, los que produce la propia madre: la respiración, los movimientos intestinales, los del sistema circulatorio, y, sobre todo, los de su voz. El feto se acostumbra a la voz de la madre de tal manera que en el momento del parto, se tranquiliza al cuando esta le coje en brazos y comienza a hablarle.
A este respecto son destacables los estudios del famoso otorrinonaringólogo Alfred Tomatis, quien consiguió demostrar que los bebés que habían recibido música durante la vida intrauterina, nacían más fácilmente, presentaban menores complicaciones y enfermedades y, en general, eran más alegres y activos. Dedicaremos otra entrada específica, donde haremos un resumen de varias investigaciones donde se demuestra científicamente que aspectos específicos del bebé mejoran tras la aplicación de musicoterapia.
Pero no todo tipo de música es buena, ni tampoco agradece el feto una exposición demasiado prolongada a la música. Por ejemplo, el oído humano no está preparado en principio a los sonidos intensos y bruscos de la música moderna, sobre todo la que invluye instrumentos como la batería. La mejor música es aquella que resulta placentera y tranquila, como las tradicionales canciones de cuna o "nanas". Un estudio realizado en 2006 en Méjico recomienda para ello la música de Mozart, sobre todo sus obras más tempranas, al ser las más placenteras y juguetonas. Recomendamos echar un vistazo a este estudio ya que en el último capítulo incluye una serie de obras de música clásica especialmente seleccionadas para ponerse durante el embarazo.
La madre también puede cantar para producir sensaciones placenteras en el feto. Si hay una canción que el feto haya oido durante el embarazo repetidas veces, seguramente la recuerde después del nacimiento y le proporcione tranquilidad por el recuerdo. Un recurso muy eficaz para hacer más fácil la vida de la madre durante los primeros meses de vida del bebé, puede ser cantar una canción a menudo durante el embarazo, de manera que cuando el bebé esté inquieto, la voz de la madre cantando esa canción le producirá una sensación inmediata de placer y ternura.
Esperamos que la entrada de hoy les haya resultado interesante y, sobre todo, útil. Para terminar, les dejamos unos audios de música para bebés para que puedan ir comenzando con la práctica.
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